Estaba en el bar
tomando unos tragos con los de la oficina, el lugar no estaba mal, pero los de
la oficina son unos tipos muy aburridores; me quedé ahí porque no tenía nada
mejor que hacer, pero mi cabeza estaba en otro lado. Empecé a mirar la gente
que entraba, entre esas una joven de no más de veinte años, con el pelo en la
cara y las manos escondidas en su bolso. Saludó al mesero y al barman, se sentó
en frente de la barra y se quedó allí sin hacer nada más que mirar a su
alrededor. Estaba espantosamente quieta, los pies juntos sobre un tubo del
taburete y sus manos entre el bolso que estaba sobre sus piernas, a eso
agregarle la mirada inquieta por todo el lugar.
Por un momento
pensé que estaba perdida, luego se me ocurrió que tal vez iba a atracar a todos
en el bar y luego nos mataría; no podía ser ni lo uno ni lo otro, pues parecía
que conocía bien el lugar y a quienes trabajaba allí, además no sería
conveniente implicarlos en un supuesto atraco. No hacía nada, ni siquiera
ordenó algo para tomar. Volví mi mirada a la mesa donde estaba sin involucrarme
en la conversación. Estábamos sentados bajo el zarzo donde estaba el d.j, me
acerqué para pedirle una canción y mientras volvía a mi asiento noté que una
persona entró y se sentó frente a la barra junto a la joven de antes (que ya
tenía su cabeza sobre la barra). Solo les vi de espaldas, pero pude que notar
que ella se levantó disimulada y le miró por un buen rato hasta que sacó una
libreta de su bolso. El mesero se acercó a ella y le susurró algo al oído, ella
saltó de su asiento, mientras guardaba la libreta, y salió con él del bar. Pude
notar que estaban en la entrada fumando y un rato después ella estaba de nuevo
en la barra, esta vez dando la espalda a la barra con los codos apoyados en
ésta (parecía más confiada), como asustada sacó de nuevo su libreta y de reojo
miraba a la persona que estaba a su lado, hacía un par de apuntes y de pronto
se quedó mirando a la nada, así se quedó por varios segundos sin darse cuenta
que el barman la llamaba para ofrecerle una bebida. ¿Quién sería ella, o más
bien, qué estaría haciendo? ¿Qué persona se va a un bar a no tomar nada más que
apuntes? No tenía cara de nada la verdad. La persona que estaba junto a ella se
levantó de su asiento y ella le siguió con la mirada. ¡Eso es! Era una “viva”
que estaba buscando “marrano” para sacarle provecho, analizando la mejor presa.
No, no me cuadra, una persona así se preocupa más por su aspecto y sus gestos;
esta de a ratos parecía un mamarracho en su asiento, y no estaba vestida para
“cazar”… Llegaron tres o cuatro tipos y se pararon junto a ella, ella seguía
escribiendo y se tardó en notarlos, por fin los saludó, guardó sus cosas, le
dio un beso al mesero y se fue con los que recién llegaron. No entendí qué
pasó, cómo diablos pude estar tanto rato observando una persona tan aburrida
con la excusa de ignorar a mis aburridos compañeros de oficina.
Volví mi mirada para la puerta, entro al lugar una pareja que me llamo
la atención, tal vez por lo dispareja que lucía, él era un hombre alto, delgado,
moreno pero no mucho, ella era como su mitad, mucho más pequeña y mas blanquita
y no tan delgada, primero me causaron un poco de risa, pero me quede
observándolos y lo que me generaron fue curiosidad, como la chica de la barra,
se sentaron y pidieron café y té, ¿quién va a un bar a tomar café? Aparte de
disparejos, raros. Ella saco una libreta de su bolso y comenzó a escribir,
comentaba con él y se reían mucho, recordé entonces que la chica de la barra
también tenía una libreta, ¿sería coincidencia? o ¿era el día se tomar apuntes
en un bar y no me había enterado? Como sea, al rato, llego otra pareja y se
sentó con ellos, estos no estaban para nada disparejos, hasta parecían
hermanos, de no haber sido porque llegaron cogidos de la mano y se dieron un
beso estaría convencido de que eran familia; ella guardó su libreta y pasaron a
ser un simple grupo de personas que pasan el rato en un bar, perdí el interés y
me concentre en otro asunto.
En ese momento ella entro, estaba algo perdida, miraba para todos
los lados, no sabía si buscaba a alguien
o si era que se sentía en el lugar equivocado, o quizás ya se encontraba algo
tomada, el caso es que la mujer entro, se sentó en la barra, miro a su
alrededor y saco su black berry, comenzó a escribir hacia algunos gestos,
soltaba su black berry y miraba nuevamente a su alrededor.
Esta mujer tenía su cabello largo y negro, tenía una chaqueta café, la
verdad no hacia frio pues el lugar por su ambiente su movimiento y por la cantidad
de personas que allí estaban no permitía sentir el frio de afuera yo que le
miro su chaqueta y ella que se la quita después de que se toma un trago de un
cocktail que le pidió al barman; ella me mira y al chocar ambas miradas se
voltea y continua hablando por su black berry, mi mirada se desvía a la entrada
donde veo una mujer voluptuosa de cabello rojizo, ella mira el lugar y se
acerca a la barra donde la primer mujer que me detuve a mirar, se abrazan y la
primera le ofrece una trago a su amiga, ambas se sientan; pasados cinco minutos
la mujer que entro después me comenzó a mirar, ya me sentía incomodo pues me
miraban constantemente, la primera mujer sacaba una libreta, me miraba y
escribía en ella; ya el observado era yo, como se cambian los papeles, estaba
ya sudando no entendía por qué me miraban tanto, estas mujeres se reían
mientras la de cabello negro apuntaba en su libreta, ambas se pararon para el
baño dejando sus tragos sobre la barra.
Me sentí muy intimidado y un poco paranoico, tres mujeres, en una noche,
en un bar, tomando notas en una libreta; eso no podía ser normal, le saque una
excusa a mis compañeros de trabajo y mejor me fui, antes de que regresaran las
mujeres del baño.
Gabriela Barrera M
Tatiana Ocampo
Natalia Perdomo
Gabriela Barrera M
Tatiana Ocampo
Natalia Perdomo
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