lunes, 12 de marzo de 2012


MI HOJA DEBIDA

Mi nombre es Carolina y mis apellidos Navarro Montoya, pero no crean que soy familiar del famoso arquero colombiano que, a diferencia de mí, no se siente orgulloso de serlo.
Vivo en Medellín desde el 13 de noviembre de 1988, año en el que el mundo tiene la fortuna de tenerme a mí como habitante.
Mi sangre es AB+, pero quienes me conocen y conocen mi familia, dicen que tengo más sangre Montoya que mi hermana, pero igual sigo siendo una receptora universal, aunque mi discuta que soy genio y figura hasta la sepultura de mi abuelo, su padre.
El nombre de la guardería en la que estudié no lo recuerdo, y sospecho que mi problema de pésima memoria existe desde aquel entonces, porque confieso que nisiquiera recuerdo un solo día del inicio de mi tortuosa vida académica, y digo tortuosa porque, la verdad, preferiría haber nacido aprendida: el estudio no es precisamente mi pasión.
¿Escuché que dijeron pasión?, la mía es bailar, y me di cuenta de eso en el colegio La Presentación de Medellín, en donde estudié desde preescolar hasta undécimo grado, y donde, desde el año 1998, cuando estaba en cuarto grado y hasta el sol de hoy, he sido porrista.
No fui destacada en química, física, sociales, geometría, español, biología, ni mucho menos en filosofía, pero siempre obtuve excelentes en ética, religión, educación física, artística y por supuesto lúdicas. No puedo negar que estaba metida en cuanto evento y grupo extracurricular hubiera en el colegio: porrismo, la banda marcial, solidaridad, personería, actos cívicos, entre otros, porque amé (u aun lo hago) mi colegio y la etapa de mi vida que pasé en aquel lugar, claro que también porque algunas veces significaba perder clase.
Me gradué en el año 2005, pensando aun que sería la veterinaria que siempre soñé, así que me presenté a la Universidad de Antioquia y no pasé, y decidí recurrir a mi segunda opción: comunicación.
Un amigo de la familia me ofreció la posibilidad de entrar a la Universidad de Medellín, aunque el tiempo límite para pagar la matrícula ya hubiera pasado, y decidí comenzar Comunicación y Relaciones Corporativas en esta universidad.
Cuando se abrieron, el año siguiente, las inscripciones para el examen de admisión de la Universidad de Antioquia, yo estaba terminando en segundo semestre, sin embargo, lo presenté “porque uno nunca sabe”, y pasé.
En el 2007 comencé el primer semestre de veterinaria y continué con algunas materias del tercero de comunicación, pero, a pesar de haber sido un semestre académicamente bueno en ambas universidades, decidí cambiarme para la UdeA y allí continué segundo, tercero y la mitad del cuarto semestre, porque en el 2010 me devolví para continuar y definitivamente terminar Comunicación en la UdeM.
Actualmente estoy en el sexto semestre y, a pesar de estar contenta, sigo pensando en terminar algún día veterinaria.
Estudié música en la EPA, en donde aprendí a cantar entonadamente y a tocar el tiple y la bandola, el primero con mayor destreza que el segundo; ingles en el INFI y OBM, y a pesar de eso no sé cómo hacer para pasar el puntaje exigido por la universidad para poderme graduar; baile en algunos cursos de garaje pero muy productivos para mi pasión; hice cursos de natación en la Piscina Escuela y de esa época todavía continuo con mi gusto por el agua.
Vivo en la calle 32 C # 81 A 90, en el bloque 47 apartamento 302 desde que tengo uso de razón y el teléfono es 2502817 por si alguien que lea mi hoja debida le interese llamarme.
Soy experta en porrismo, hablar de lo que sé, escribir cuando no me da pereza, comer las cosas que me gustan, dormir más de la mitad del día cuando me dejan, soñar con imposibles, amar con mucha pasión, pasear a cualquier destino del mundo sin ser exigente con las comodidades, trabajar cuando es necesario, perdonar fácilmente, enojarme solo por justas razones, olvidar todo rápidamente, preguntar por cosas y personas que no me importan, trasnochar rumbiando, madrugar para pasear, montar a caballo, nadar, enseñar lo que sé, reprender a los que tiran basura al suelo, acariciar perros, abrazar personas y animales, golpear en la barriga con cariño pero fuerte, ver películas con o sin compañía, poner tildes en las palabras terminadas en ción o sión, escribir con mayúscula al principio de los párrafos y en nombres propios, amarrar cordones propios y ajenos, lavarme los dientes con la mano derecha, entender el desorden de mi pieza, calcar mapas y colorearlos, resolver sopas de letras y sudokus de nivel fácil, leer en público, llorar por casi todo, jugar buscaminas y UNO, tomar agua, arrullar bebés, pintar corazones, hacer viscos con un solo ojo, evadir la lavada de platos, pintar uñas de transparente, coser botones caídos, embetunar zapatos, caminar bajo la lluvia sin sombrilla, soportar el sol en el mar, recoger caracoles de la playa, pero sobre todo soy la más experta en sonreír.
Si no cree en alguna de mis habilidades o que no soy experta en algunas de las cosas anteriores, pueden llamar a Virginia Montoya, mi mamá, al mismo número de mi casa, o a mi tia (mi mamá les da el teléfono de ella, se llama Margarita), y si después de despejar cualquier duda sobre mi creen que soy apta para el cargo que ofrecen, pueden llamarme a mí.

1 comentario:

  1. Buen texto, gozòn y con una interesante y compleja mirada, bien escrito.

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