…Nací
mirando para arriba el 23 de febrero, después de estudiar tanto terminé siendo
rapero ♪♫♪
Eso
me gustaría, o no, mejor haber nacido un 29 de febrero (por aquello de cumplir
cada cuatro años), pero la realidad es que nací un 27 de abril de 1992 en una
época violenta en Colombia pero que de la mano del fútbol y del Club Atlético
Nacional (Libertadores del 89) la gente
volvió a creer en su país.
Padre:
Frank Rojas. Ingeniero Industrial.
Hortensia
Barrera. Administradora del Hogar
Mi mamá se negó durante todo
el embarazo a saber mi sexualidad, sólo le gustaba hacerse las pruebas caseras
como: elegir entre un cuchillo y una cuchara que eran escondidas (si se elige
el cuchillo es niño y la cuchara una niña);
el de la aguja (si la aguja se
mueve en forma de línea es un barón y si se mueve en circulo es mujer), y muchas
otras cosas que sugerían que yo sería un niño, de hecho mi primer traje fue azul. Cuando Salí de las entrañas maternas
exactamente un día lunes a las 9:45 am llegó
el momento que mi mamá se había imaginado toda su vida como lo muestran en el
cine: apenas me entregaron en sus brazos ella me abrió las piernas y… ¡OH
Sorpresa! Era una niña.
Para colocarme un nombre mi
madre sugirió Carolina y mi papá dijo que era mejor Catalina y así quedé, simple, sin segundos
nombres: Catalina Rojas Barrera.
Gracias a Dios fui una niña
sana, condición que hasta ahora no me abandona. Como soy hija única, de padres
conservadores y siendo mi mamá ama de casa, se pueden imaginar los cuidados que
tenían conmigo, nunca me dejaron con familiares o vecinos, siempre estuve
impecablemente presentada con moños gigantes y lindos vestidos, era gordita,
muy bien alimentada, acostumbrada desde bebé a bañarme con agua fría y a dormir
en una habitación aparte .
Sufrí en mi infancia de
sarampión, varicela, papera y me sometieron a una cirugía para extraerme las
amígdalas. A los 4 años entre comencé mi vida escolar fue en jardín en el
colegio femenino Ateneo Horizonte, mi
papá cuenta que para el primer día de clases ambos me acompañaron creyendo que
iba a ser un cambio muy fuerte para mi y que no me iba a gustar, pero
irónicamente mi mamá fue la que no lo soportó y lloró bastante al ver como
entraba al colegio con una inmensa sonrisa y solo volteé para decir adiós.
Un año después ingresé al
Salazar y Herrera, recuerdo que estaba en pre-primaria en el grupo de paticos y muchos de los que
fueron mis compañeros en aquel salón se graduaron conmigo 12 años después en el
mismo recinto. En este colegio transcurrió toda mi niñez y adolescencia fue allí donde en tercero, a los ocho años,
hice mi primera comunión con un hermoso vestido confeccionado por mi mamá; en
sexto me di mi primer beso, fue con un niño que me encantaba y que curiosamente
lo volví a ver hace pocos años en la Universidad de Medellín; en octavo fue mi confirmación, en once el tan
esperado viaje de graduación, que fue a mitad de año y realmente será
inolvidable. Fue también en “la cangreja” donde me interesé por pertenecer a
los grupos extracurriculares estuve la tuna, en danzas, en muchos comités para
elaborar los actos cívicos, estuve en todos los equipos de interclases, fui
varias veces representante y monitora de las materias más difíciles en aquel
tiempo. Y una de las disciplinas que conocí allí y que aún es parte importante
mía y que considero un estilo de vida es el porrismo.
Ya son 7 años desde que
comencé a practicarlo, los avances son increíbles ahora pertenezco a una linda
familia llamada Level Five y estoy en su equipo más competitivo llamado Fierce,
he conocido Cartagena y grandes amigos, he ganado muchos torneos, tengo buena
resistencia física, elasticidad y no le tengo miedo a las alturas. Considero
que en esos 2 minutos treinta que duran nuestras presentaciones en competencia
demuestro capacidades que nunca pensé lograr, me vuelvo más femenina y
arriesgada que nunca, no siento dolor ni cansancio alguno y si falló o alguno
de mi equipo lo hace es de las cosas en la vida que más me desestabilizan.
Mis 15 años los celebré a mi
manera: tuve una bonita experiencia en
un viaje para San Andrés,
compartí con familia y amigos en múltiples reuniones y estuve en la
concentración de mi verde del alma.
Esa es otra de mis pasiones
que ha estado a lo largo de mi paso por este mundo y tiene nombre propio:
Atlético Nacional, es increíble el sentimiento que hay de por medio y no hay
explicación alguna porque aunque mi familia es futbolera nadie lo vive tan
intensamente como yo. El 29 de febrero
de 2004 mi papá me llevó por primera vez al estadio, fue un partido Nacional-
Chicó, que ganamos 2 a 1, yo estaba en Sur y desde ese día comprendí lo mucho
que significa ese equipo para mi.
Lo más trágico por lo que he
tenido que atravesar es descubrir que el niño Dios no existía a los 11 años, mi
primera señal de maduración a los 12 años, ver la tragedia del 9/11, la pérdida
de las finales de fútbol del 2004, el proceso de la ortodoncia y la extracción
de cordales.
Nunca he perdido un año ni
siquiera una materia, salí del colegio a los 16 años con una profunda duda
entre lo que quería estudiar, pero tenía algo claro y era que no iba a
descansar ni un semestre. Luego de llamadas y consultas decidí estudiar
Comunicación y Relaciones Corporativas en la Universidad de Medellín, esta
decisión en contra de lo planeado por mis padres, familia y conocidos quienes
querían para mi un fututo como abogada, (inclusive semestres después mi papá me
decía que por qué no me cambiaba de carrera); a pesar de ello el apoyo siempre
fue incondicional. Por la misma época que comencé en la universidad, año
2009, conocí a Sebastián Noreña, yo no
estaba acostumbrada a los noviazgos, sólo había tenido dos “novios” uno en
décimo y el primero cuando estaba por los 14 años; pero él caracterizado por su
intensidad, romanticismo, por ser muy detallista y dedicado me hizo olvidar
nuestra diferencia de edad (7 años) y el hecho de que somos apasionados por dos
equipos históricamente rivales, es así como me convenció de decirle el si
cuando me propuso ser más que amigos el 9 de marzo de 2009.
En cuanto a mi historia
laboral, mi primero trabajo remunerado fue en el Palacio Nacional vendiendo
tenis el diciembre del 2011, realmente me gane cada centavo de ese pago, sin
duda a un trabajo muy duro. He participado en eventos de ciudad como voluntaria
en las áreas de logística y protocolo en los Juegos Suramericanos Odesur en
2010 y en el Mundial Sub-20 2011.
Actualmente estoy en séptimo
semestre y le agradezco a Dios porque siento que elegí la carrera adecuada,
porque mis padres aún están juntos y tienen una bonita relación; porque nunca
me ha faltado nada, porque puedo hacer lo que me apasiona, porque he compartido
con excelentes personas, porque la muerte no ha tocado mi familia de forma
directa sólo mi abuelito materno que tanto quería y murió en el 2010 a causa de
un aneurisma en la Orta abdominal y mi
siempre amada “hermana” (era mi mascota) una periquita hermosa que compartió
junto a mi 15 años y su tumba reposa en
el jardín.
Hoja de vida. Por
Catalina Rojas
Barrera
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