sábado, 18 de febrero de 2012


Llegando al parque principal, al lado de una entidad bancaria, se encuentra una puerta de madera, muy similar a la de una iglesia, la diferencia es que cuando se cierran las puertas de las iglesias esta se abre para recibir a todas las almas “perdidas” que no alcanzaron a ingresar a ese primer templo, es como una segunda oportunidad.
Ya enfrente de esta inmensa puerta de madera en la cual se observa un eslabón sostenido en la boca de un león, el cual no hay necesidad de utilizar porque las puertas están abiertas para todos, desde la entrada observo la proyección que inicia en el segundo piso de una luz rojiza que ilumina las escalas, impidiendo así los tropiezos, y también impidiendo saber de qué color son las paredes, el piso o el barandal, ya que todo toma una tonalidad rojiza; después de subir los 14 escalones, que están numerados  como en las escalas de los cines; ya al ingresar miro a todo y todos sin quererlo hacer, sin querer recordar lo que fue y ya no es; oportunamente me saludan desde la barra y comienzan los: “que milagro”, “cuanto hacía”, ¿Por qué tan perdido? , y quien más podía preguntar, pues los amigos de siempre, con los apodos de siempre: Goofy porque se parece al de Disney, el Peludo, bueno este ya es un apodo histórico porque ya es calvo, Batman y Robín el dúo dinámico son los mejores amigos.
En el fondo luego de la charla obligada y del debido protocolo de ingreso el cual consistía en un trago doble de cualquier licor, me dirijo a mi mesa cerca al balcón donde puedo divisar todo lo que sucede y no sucede y donde los recuerdos me atacan de nuevo, ya que esta mesa era “la mesa” el único alivio es que ella no viene, me lo confirmó Goofy mientras me daba una palmada en la espalda.
Ya en mi mesa observo los posters de películas clásicas, como casa blanca, la quimera de oro, ciudadano Kane y uno donde aparece Marlín Monroe, también de cantantes de rock ingleses sobre todo grupos: The Clash, the smiths, the sex pistols, y el muro de los abrazos; el cual tiene unas 30 o 35 fotos de clientes dando abrazos en un estado de embriaguez alto, estos abrazos tiene como protagonistas a un ebrio y una mesa, o una silla, u otro ebrio, o una garrafa, o un sanitario; puedo respirar tranquilo ya que la ventaja de dar la idea del muro es no aparecer en el.
Luego de estar cómodo me entero que es día de toque, ya que al pedir mi primera cerveza esta cuesta tres veces lo acostumbrado,  veo los instrumentos en el extremo derecho de la barra, la banda que toca ese día es “DreamBox”; pasan al lado mío y me saludan. Santiago, el vocalista, me pregunta si quiero que inicien con la canción que pedí la última vez, lo miro unos segundos,  y sólo le digo que hoy no, pero la verdad es que nunca más, ya que esa canción se fue con la persona a la que estaba dedicada.
En las mesas aledañas se ubican las parejas, en las cuales encuentro ejemplos de todos los tipos, las de las primeras citas, las de un par de meses, las que rutina es el hilo que mantiene la relación y marcan el día y lugar para cada salida en su agenda y por ultimo yo y otros desubicados que entran a este bar solos en el día San Valentín, ya que al “peludo” se le dio por organizar esta festividad precisamente hoy y totalmente ajena a este país.
Al escuchar canción tras canción de “DreamBox” llego a la conclusión de que no son las personas, ese día o las canciones, el problema soy yo, yo y mis recuerdos que solo son eso.  Antes de descansar, la banda en la voz de Jessica tocan “kiss me the cranberries”, sorprendentemente las parejas se comienzan a besar, ¿quién lo iba a imaginar?, me recuerdan mi condición de infiltrado en este día, después de haber sentido que duro una hora, la canción se termina y las parejas se despegan una a una, ¡por fin! Terminando así la primera parte del toque.
Cada uno de los integrantes de “DreamBox”  se dirigen a descansar y todos se sientan en mi mesa,   aunque si lo pienso mejor más bien yo estaba sentado en la de ellos, después de un rato de hablar de futuros toques  me confirman mi segunda infiltración en la noche, aunque estar en esta mesa tiene sus ventajas (consumo ilimitado gratis), me refiero a compartir con los amigos. En este receso se ven los acercamientos de las nuevas parejas, que se resume en besos y más besos, eso si ni una sola palabra, porque sobran. En otra mesa el panorama es diferente ya que sólo hablan y hablan sobre el grupo, lo alaban y lo critican al mismo tiempo.
Los integrantes de “DreamBox” se levantan todos al tiempo para iniciar su espectáculo de nuevo,  otra vez me quedo solo en mi ex mesa en este espectacular san Valentín, observando de nuevo a todos a mi alrededor a mi extremo derecho “sin querer” escucho hablar a una pareja sobre la nueva que acaba de ingresar, alcanzo a escuchar las palabras “sola” y “perdida”, no sé porqué pero me parecen muy familiares estas palabras, desde la barra el peludo me señala, ella se dirige hacia mi mesa con una Heineken en cada mano, me saluda y me pregunta que si se podía sentar en mi mesa (la de la banda), ya que no había más donde sentarse, me ofrece una de las cervezas que tiene en su mano, yo le digo que no hay necesidad, ella insiste y me pregunta el por qué iba a rechazar mi cerveza favorita, sonrió y miro al peludo, sé que fue el, me hace una mueca extraña y me señala que la invite a sentarse, sólo puedo sonreír, ella me entrega las dos cervezas, me pide el favor de que se la sirva ya que ella la derrama.  
Sin darme cuenta estoy ya hablando con ella durante el toque y recuerdo el porqué es que estoy  ahí, entonces le digo a Manuela (así se llama) sobre el trabajo que supuestamente estoy haciendo esta noche y se ofrece a ayudarme, comenzamos a fingir y a suponer las conversaciones de las parejas, desde silencios incomodos, hasta expresiones de cariño (no fue difícil),luego  una discusión que tenían la pareja que estaba hablando de ella hace un par de minutos, la pelea simulada en cuestión no pudimos terminarla porque implicaba un embarazo, un asesinato y en la parte de estar a favor o en contra  de las corridas de toros nos dio un ataque de risa, de esta manera nos convertimos en el centro de atención y terminamos siendo victimas de una dedicatoria de “DreamBox”  tocaron una de Coldplay - The Scientist para ser precisos, las letras de esta canción “casualmente” encajaban por momentos o eso creía, o la verdad era que estaba forzando la canción, no lo creo o más bien no quiero creerlo.
La noche se agotaba al igual que nosotros, Manuela me dice que tiene que irse, yo me ofrezco a acompañarla y ella con una gran sonrisa me dice que era lo mínimo que esperaba después de regalarme una cerveza y tener el placer de disfrutar de una gran compañía, la miro a los ojos  y le digo que tiene toda la razón, trata de evitar que me dé cuenta pero observó que se sonrojó, nos dirigimos a la salida, antes pasamos por la barra y nos despedimos del peludo que hoy hizo las veces de un cupido calvo y barrigón, mis otros amigos ya no estaban y la banda continuaba con su toque.
Ya en la puerta de la casa de Manuela, me despido de ella con un beso en la mejilla, que los dos intentamos cambiar la ubicación mientras nos acercábamos…  Manuela me sonríe y me da su número de celular para cuando necesite ayuda con otro trabajo, nos despedimos terminando  esta noche mejor de lo que comenzó.

JOHN FLOREZ O.

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