Estaba muy feliz de cumplir mi sueño, ya que por fin me tocaba el turno de
emprender el viaje al sexo, después de esperar que mis cuatro hermanos
emprendieran el suyo, cada uno de ellos tenía una apariencia nueva cuando
regresaban, eran otros y estos otros a mi no me guastaban, no los conocía,
aunque pensaba que viviendo lo mismo que ellos vivieron los entendería.
Cuando se llegaba la hora de mi viaje al sexo mi hermano mayor me tomó por
el cuello y me empujó hacia la pared, se acercó a mi oído y me dijo susurrándome “deja el nombre de la
familia bien parado y cuídese de la nueva instructora porque puede hacerte
venir… antes de tiempo a casa manchando el honor de la familia” no
entendí si era un consejo o una amenaza en ese momento.
El sexo es duro y exigente eso fue lo que aprendí en mi primer día, no
porque lo hiciera, además no podía porque los nuevos lo teníamos prohibido sin
el entrenamiento adecuado, me pareció duro porque la instructora de la que me
habló mi hermano mostró su trabajo de grado a todos los novatos y ninguno de
nosotros pestañó, eso sí, sólo vimos 20 segundos, ya que ella dijo que no
estábamos preparados para ver su trabajo completo.
Desde ese día me preparo física y mentalmente, me inscribo en todos los
simulacros posibles, participo en clase, me relaciono bien con mis compañeros e
instructores, para que en el examen
práctico sea escogido y evaluado personalmente por la instructora y no me toque
inflar a mi compañera de examen.
John Flórez
La redacción está deficiente, El ME TOCABA, no funciona, en general el primer párrafo. reecribir completamente
ResponderEliminar