No sabía
cómo actuar, qué decir, cómo vestir, ella no tenía ni idea para qué se estaba
preparando, lo único que sabía era que se embarcaría en una aventura
desconocida, algo que nunca había vivido y por esto se estaba preparando de la
mejor manera.
Entre
esas cuatro paredes del baño, el espejo era su consejero, algo así como el
“Espejito, espejito “, pero también la acompañaban también varias cremas,
cepillos y maquillaje. No sabía por dónde empezar, entre polvos, rubor,
pestañina, labial, ganchitos y un vestuario bastante descubierto, lleno de
encajes, se iba acercando el momento esperado. De repente escuchó varonil afuera
del baño, preguntándole cuánto tiempo se demoraría. Ella llena de nervios le
dice que unos minutos más. Todo vuelve a quedar en silencio. Varias cremas se
deslizan por su piel y una agradable fragancia emana de su cuello. Creyendo estar acorde a la
circunstancia pregunta al hombre: “¿Estas aún ahí?”, él responde: “sí, sí, sí”
algo afanoso. Cuando está a punto de salir del baño, vuelve y se mira en el
espejo y encuentra una pequeña imperfección. Corre a taparla con maquillaje.
Mientras que el hombre desesperado en aquel cuarto de espera vuelve y pregunta:
“¿Estas lista?”, esta vez con un tono y genio distinto, ella responde: “sí “.
Pasados
unos cuantos minutos y secando el sudor de su frente y de sus manos, abre la
puerta con ansiedad y está dispuesta a ser recibida como la pasajera preferencial de aquel hombre. Pero
para su sorpresa se da cuenta que el piloto que la llevaría ese desconocido
viaje ya no está. Triste y avergonzada se sienta en la cama y reconoce que la
dejó el avión y que ya no existirá el vuelo con destino al “Viaje al sexo”
Nathaly Gutiérrez Eljach.
buena historia y vista más relajada
ResponderEliminarhistoria verdadera profe jeje
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