Una mañana de verano Carlos
se preparaba para hacer un largo recorrido hasta una recóndita isla al norte de
Hawái, se dispuso a recoger a su compañera de viaje y se animó aun más cuando
vio la diminuta minifalda con la que ella se acercaba.
Mientras conducía, no
podía dejar de mirar de reojo el maravilloso escote de su amiga, la cual tenía
unos pechos tan distractores que ni los pitos de los carros o el ruido de la
ciudad lo podían distraer. La chica logro percibir la intensidad en la mirada
de Carlos y con una caricia en sus piernas le dio pie para que siguiera
recreando su vista. El calor hizo que Susana se quitara la camiseta y quedara
en su traje de baño, lo que para suerte del hombre incremento su distracción, esto
ocasiono una leve molestia en el pantalón de Carlos y un intenso calor que recorría
el vehículo y no precisamente del clima.
Susana, muy inquieta
y animada por la mirada de su compañero, puso la mano de su Carlos debajo de su
falda, aprovechando que el carro era automático, pero un carro hizo que la
pareja reaccionara de su trance cuando pito debido a la lentitud de su andar. El
juego continuo con un beso apasionado y con la tortura de saber que faltaban 3 kilómetros
para llegar a la isla, en donde los esperaban más de 12 amigos, era irónico que
iban a llegar a un lugar querido sin llegar a uno deseado, ya que ambos tenían más
ganas de repetir el viaje de vuelta a casa que quedarse en su lugar de destino.
Por: MARCELA MEJÍA BARRIETOS
Bueno pilas con las tildes y la puntuación, Repiensa la redacción
ResponderEliminar