Noche de sábado, Nicol se encuentra en medio de otro monótono y aburrido fin de semana al cual sin lugar a dudas le hacía falta algo, un detonante que sirva para que esos dos supuestos días de descanso no fueran todo un fracaso como lo habían venido siendo los últimos meses, ya que la diversión no pasaba de ir a un bar o una discoteca, salir con amigos o con el mismo sujeto con el cual llevaba una supuesta relación amorosa y este hecho la obligaba a que cada fin de semana tuviera al menos que encontrárselo y verle la misma cara de siempre, pero lo que es peor aún en algunas oportunidades tener el mismo sexo en las únicas mismas 3 posiciones para las cuales a ese personaje le daba su físico. Todo esto se lo tenía que soportar sólo por el hecho de que en la sociedad en la que vivía, una mujer de su clase tenía que mantener una relación estable, concreta y duradera para no causar el fastidio de amigos, familia y conocidos.
Pero ya había sido suficiente, el tanque de
oxígeno había llegado a su fin y ese sábado en la noche Nicol no se fue en
busca de su compañero sentimental o de sus amigos y conocidos de sociedad, en
sus planes estaba dirigirse hacia otro punto totalmente alejado de esa realidad
la cual le tocaba afrontar durante su vida insípida y rutinaria, del norte de
la ciudad pasó a todo el extremo sur, allí la vida se vivía totalmente
diferente , la rumba, el licor y la gente eran radicalmente lo contrario a los
engalanados eventos a las que solía asistir. Hace una parada en un bar el cual
para ella le ofrecería un mundo nuevo y alucinante, recargando así ese tanque
de oxígeno que ya no le permitía respirar.
Al poco tiempo de estar en ese bar, llega un
regalo especial un trago por parte de un idiota de otra mesa que pensaba que
con ese simple hecho ya podría acceder al menos a entablar una conversación con
ella sin que solo le respondiera por simple cortesía por no decir lastima. Nicol
le dice al mesero que se lo tome el, pero este se veía impedido a acceder ya que estaba en horas laborales; para
Nicol eso no podía ser más que un mal chiste ya que en el extremo más recóndito
de la sociedad que ella frecuentaba también se vivía esa privación a la
libertad de hacer lo que quieras, cuando quieras y como lo quieras hacer, pero
esta vez no para mantener una buena imagen ante los otros si no para sobrevivir
y poder llevar un estilo de vida un poco más digno.
Elaborado por: Sebastián Cortes Berrio
El descenlace y el final no son claro y se pierden, reescribirlo y buscar alternativas de final y de narrar
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